ERRORES FRECUENTES DE LOS CUIDADORES DE ENFERMOS DE ALZHEIMER

CUIDADORES Y MAYORES

Los cuidadores también deben delegar y dejarse cuidar

Atender a una persona con Alzheimer es una tarea tan dura como compleja. Además de conocer al afectado o afectada y manejar información sobre el proceso que está atravesando, son imprescindibles grandes dosis de esfuerzo, paciencia, constancia, capacidad de comprensión… Pero incluso poniendo el máximo de nuestra parte, es casi inevitable cometer errores.

Entre los más comunes están los relacionados con la comunicación. A menudo, sin pretenderlo, intentamos demostrarles que tenemos razón y que ellos están equivocados a través de razonamientos lógicos. Lo único que conseguiremos con esta clase de comportamiento es incrementar su estado de confusión y, lo que es peor, provocar que adopten una actitud defensiva.

¿Qué hacemos? 

Una de las claves es aprender a comunicarnos más con emociones que con palabras. Busquemos maneras de hacerle sentir bien en lugar de preocuparnos por aclararle nuestra verdad o sus errores. Una forma de conseguir esto es llevar la conversación hacia temas positivos y agradables.

También podemos darles muestras sencillas de cariño: en determinado momento, un abrazo o una caricia puede cambiar la irritación por bienestar.

El otro error más habitual es que el cuidador se olvide de sí mismo. Es fundamental mantener la motivación y la autoestima lo más altas posible, encontrar el tiempo y la forma de sentirnos bien a pesar de las dificultades.

Estas son algunas claves que pueden resultarte de ayuda:

Ni dejar de informarnos, ni empacharnos de datos. Escuchar todo lo que nos dicen, leer todo lo que cae en nuestras manos, puede conducir a un estado de pánico poco justificado. Se trata de encontrar un equilibrio.

Confía en lo que haces. De lo contrario, tu esfuerzo perderá todo el sentido.

No te culpes. No esperes de ti mismo milagros: sólo obtendrás frustraciones.

Aceptar no significa tirar la toalla. Debemos estar preparados para los momentos más duros de la enfermedad y asumir que hay cosas que no podemos revertir.

Guarda tiempo de calidad para ti. Aunque sean diez minutos al día, necesitas reponer con regularidad tu depósito de ánimo.

Fuente y texto completo: Fundación Monte Madrid