Esta es una de las preocupaciones que suelen expresar los familiares y cuidadores de personas diagnosticadas con la enfermedad del Alzheimer, por eso nos parecen muy acertadas las recomendaciones que recoge El Taller de Mis Memorias. A continuación compartimos de manera resumida algunas de las claves:
Claves para hablar con una persona con Alzheimer
- Hablar claro, despacio
- Usar un tono de voz suave
- Elaborar mensajes concretos, claros, directos, definidos, que no generen duda o dobles sentidos.
- Utilizar frases concretas y cortas. Simplificar lo que le decimos.
- Plantear preguntas cerradas.
- Esperar a que respondan, o repetir la pregunta antes de pasar a otra.
- Usar vocabulario sencillo.
- Intentar utilizar palabras, términos o expresiones que la persona haya usado siempre y le resulten así más familiares y motivantes.
- Practicar el humor, aunque debemos tener cuidado con la ironía, dobles sentidos o juegos de palabras que pueden no comprender o malinterpretar.
Cómo transmitir a nivel no verbal:
- Gesticular poco a poco.
- No utilizar gestos rudos, bruscos o imprevistos.
- Señalar o mostrar objetos de los que estemos hablando, o vayamos a usar, para facilitar la comprensión.
- Usar la mímica.
- Emplear expresiones faciales o gestos habituales, definidos, claros.
- Hacer que la comunicación verbal y no verbal coincidan.
- Intentar no trasmitir preocupación, tristeza, enojo o inseguridad.
- Sonreír.
- Demostrar cariño a través de abrazos, caricias o besos.
- Poner atención al tono emocional con el que habla.
- Prestar atención a su lenguaje corporal, si está contraído, relajado, tembloroso, inquieto…
- Mostrar interés por lo que dice aunque no le entendamos
- Dejarle hablar, animar las respuestas, estimular su comunicación verbal si la mantiene, aunque sea incoherente.
- Recompensar sus esfuerzos. No menospreciar.
- Dar respuestas como “ya”, “está todo bien”, “de acuerdo”, “tranquilo, yo me encargo”, junto con gestos de aprobación o asentimiento.
Ante repetición incesante de preguntas u otras conductas indeseadas:
Razonar o pedirle que cese de hacerlo, puede, aparte de resultar inútil, tener consecuencias opuestas a las deseadas. Puede intentar ignorar la conducta, si bien algunos podrán parar, pero otros pueden molestarse aún más.
Una alternativa aconsejable será intentar distraer y desviar la atención de la persona enferma. Introducirles otro tema de conversación ocambiar de actividad, de posición o entorno físico.
Otros consejos y pautas generales:
- Buscar los mejores momentos del día para intentar comunicarnos.
- Evitar la sobre estimulación de objetos, ruidos o gente.
- Evitar ruidos continuos como televisión, radio, música…
- Establecer rutinas. Cada cosa en su sitio.
- Utilizar elementos de ayuda como carteles con dibujos sencillos.
- Proporcionarle estimulación a través de los diferentes sentidos aprovechando las diferentes actividades de la vida diaria.
- Facilitarle recuerdos que aun pueda tener.
- Evitar el aislamiento.
- Hacerle partícipe de las conversaciones familiares si no resultan estresantes.
- Contarle lo que vamos haciendo de forma sencilla y tranquila.
- Dejar que se exprese con otras personas, facilitando la interacción y evitando comentarios como “déjalo, si no te va a entender…”.
- No discutir con la persona enferma, sólo causará tensión y confusión.
- No hablar como si no estuvieran delante, independientemente del grado de deterioro.
- Mostrar complicidad con la mirada, los gestos, comentarios.
- Intentar ponernos en su lugar.
- Ser pacientes con ellos y también con nosotros mismos. La enfermedad evoluciona, los síntomas van cambiando y tendremos que ir aprendiendo y adaptándonos.
Fuente y texto completo: El Taller de Mis Memorias.