CUMPLEAÑOS, COMUNIONES, BODAS: ¿DEBE ASISTIR UNA PERSONA CON ALZHEIMER?

Los meses de mayo y junio suelen estar acompañados de fiestas y celebraciones familiares como bodas y comuniones. Este tipo de reuniones pueden plantear dudas cuando en la familia hay un enfermo de Alzheimer. ¿Es mejor que asista? ¿Estará bien? ¿No se complicará la cosa? Son preguntas que todo cuidador de un enfermo de Alzheimer se ha hecho, en un momento u otro. Por ello, compartimos el texto elaborado por Ana Romaz y publicado en Hechos de hoy:

“Partimos de la base de lo importante que es para el enfermo sentirse partícipe e integrado en el grupo familiar, recibir el afecto de los suyos y su compañía. Aunque estén enfermos, siguen con nosotros y necesitados de calor y consuelo. Y una ocasión festiva es un buen momento para reunirnos en torno a quien más nos necesita. Con algunos matices, dependiendo de que el paciente viva en casa o esté en una residencia, hay algunas consideraciones a tener en cuenta, que pueden ayudarnos en una situación de este tipo.

Si los organizadores del evento somos nosotros, -los cuidadores-, siempre tendremos más libertad a la hora de escoger hora y lugar. Si no lo somos, podemos hablar con el organizador y tratar de tener en cuenta aquellas cosas que pueden ayudar a que todo salga bien.

* Un primer punto es hacerle que participe de la organización y se sienta escuchado y tenido en cuenta. Contar con él/ella para la elección de la ropa que llevará, pedir su opinión sobre detalles como flores o música, incluso que nos ayude con algunas tareas sencillas, le harán sentirse más tranquilo y reafirmarán su autoestima.  

 * Ir contándole los pasos que damos: qué se celebra, quién estará, dónde iremos… incluso revisar el álbum de fotos, todo ello le ayudará sentirse parte de la fiesta. Hay que tener en cuenta que para los enfermos de Alzheimer la primera mitad del día suele ser más tranquila y apacible. Por ello, y si es posible, haremos la celebración preferentemente por la mañana/ mediodía. 

* Tendremos previsto un lugar tranquilo en el que pueda descansar y habremos preparado a la familia para que, llegado el caso, entiendan con normalidad su marcha (…) Un evento social en el que se reúne un gran número de personas puede ser muy agotador y llegar a alterar a nuestro familiar. Por ello será bueno comentarlo con el resto de la familia para que el número de aquellos que se le acerquen a saludar y conversar no exceda de 10-12 personas. Estar atentos a sus reacciones para evitar pasar el punto en el que pueda agotarse y alterarse.

* Nuestro familiar necesita especialmente nuestro afecto y debemos ser capaces de estar a su lado, con sensibilidad y ternura, entendiendo lo difícil que le resulta este tipo de alteraciones de su vida cotidiana, buscando el equilibrio entre ayudar e invadir, haciendo su vida lo más agradable posible.

Creo que, tanto para el enfermo como para la familia, no darle la espalda a la realidad, afrontando lo que ocurre con amor y comprensión, puede ser muy positivo (…) Y para el cuidador debe suponer un respiro y un momento de relajación y alegría, que necesita más que nadie.»

Autora: Ana Romaz

Fuente y texto completo: Hechos de hoy