Confinamiento con un familiar con Alzheimer: recomendaciones generales de la Fundación Pasqual Maragall

(Resumen recomendaciones publicadas en la web de la Fundación Pasqual Maragall)

Estamos viviendo una situación de excepcionalidad: la pandemia COVID-19, generada por el coronavirus, que requiere de unas medidas drásticas para contener la propagación y evitar el colapso del sistema sanitario.

Para ello las autoridades han impuesto medidas como el distanciamiento social, la protección de los colectivos más vulnerables y el confinamiento domiciliario, es decir, quedarse en casa.

Entender y aceptar la situación 

Por las razones anteriormente expuestas, el contacto social con las personas mayores y frágiles, entre ellos las personas con Alzheimer o con otras formas de demencia, se ha restringido específicamente.

Una de las excepciones de la limitación de realizar visitas domiciliarias a familiares o amigos contempla la necesaria atención que han de recibir las personas dependientes.

Por eso, los servicios de atención domiciliaria y las visitas de familiares o personas próximas que deban prestar cuidados sí está permitida.

Ahora bien, se deben contemplar una serie de precauciones:

Es fundamental que la persona que provea estos cuidados no presente síntomas de estar contaminado por el virus.

Se debe evitar la interacción entre niños y personas mayores o vulnerables (excepto que convivan en la misma casa, en cuyo caso se procuraría minimizar el contacto).

Se deben seguir escrupulosamente todas las medidas de protección para contener la propagación de la infección por coronavirus

Si nuestro ser querido está ingresado en una residencia, centro geriátrico o sociosanitario, es clave seguir las indicaciones de restricción de visitas. Procurar estar informado de los horarios de atención telefónica con el centro y procurar ser comprensivos si no tenemos una respuesta inmediata puesto que este colectivo profesional también se enfrenta a una situación excepcional.

Atender solo a fuentes de información oficial 

Recurrir solo a fuentes de información oficial: medios de comunicación de reconocida solvencia: radio, televisión, prensa, y/o informaciones provenientes de organismos oficiales o instituciones reconocidas.

Hay que desconfiar de rumores que pueden circular por whatsapp y de informaciones alarmistas o recomendaciones que no estén avaladas por profesionales o instituciones.

La importancia de las rutinas

En la situación de excepcionalidad que estamos viviendo, el confinamiento en casa conlleva no poder continuar con algunas de las rutinas habituales, como asistir al centro de día, salir a pasear, visitar a (o recibir visitas de) amigos o familiares, etc.

Por ello, ahora precisamos generar rutinas nuevas, porque el orden del día a día y un cierto mantenimiento de horarios proveerán a la persona enferma de un marco de referencia y, a los cuidadores, de una guía para minimizar el riesgo de verse desbordados.

Una propuesta de planificación del día:

1.- Por la mañana

  • Levantarse cada día a la misma hora.
  • Higiene matutina: ir al wc, lavarse las manos y la cara.
  • Desayuno
  • Higiene: manos y bucodental.
  • Actividad cognitiva: siempre adaptada a la capacidad de la persona, desde realizar ejercicios o actividades específicas de que dispongamos, a participar en un juego de mesa o realizar actividades de apoyo en las tareas domésticas: tender, doblar ropa, limpiar verduras, barrer…
  • Actividad física: realizar algunos ejercicios suaves de estiramiento o de coordinación.
  • Pequeño tentempié.
  • Salir un rato al balcón, terraza o, simplemente, asomarse a la ventana para que nos dé un poco el sol y el aire. Se puede aprovechar para hacer juegos estimulantes: denominar lo que se ve, contar farolas, árboles, indicar cosas de un color específico…
  • Preparar la comida y colaborar en tareas domésticas, como poner la mesa.
  • Comida

2.- Por la tarde

  • Breve siesta (preferentemente no más de 30 minutos) o rato de descanso: televisión, radio, escuchar música tranquila.
  • En la medida de lo posible de cada casa, volver a tomar algo de aire y sol.
  • Un rato de actividad: se pueden retomar tareas de estimulación cognitiva o física. Emplear la música como una forma de estimulación y de promoción de emociones positivas.
  • Merienda.
  • Si se tienen plantas, atender su cuidado: regar, quitar hojas secas…
  • Higiene: baño o ducha.
  • Actividad física muy suave: estiramientos, por ejemplo. Algo que no active demasiado para favorecer el sueño posterior.
  • Preparar la cena y poner la mesa. Cenar al menos dos horas antes de acostarse para asegurar que el proceso digestivo no dificulte el sueño.

3.- Por la noche

  • Después de cenar, actividad relajada: ver una serie o algún contenido tranquilo de televisión, escuchar música calmada, ver fotografías…
  • Asegurar que se ha realizado la higiene bucodental y los preparativos habituales para acostarse.
  • Recordar la importancia de mantener una regularidad en la hora de acostarse.

Consejos y sugerencias de actividades específicas para realizar en casa que puedan incorporarse en la planificación diaria: 

Establecer unas rutinas que proporcionen a nuestro familiar con deterioro cognitivo o demencia seguridad y estabilidad dentro de una situación nueva e incierta.

Permitir que la persona con Alzheimer también pueda expresar lo que le preocupa, procurar darle respuestas y comprender su confusión.

Las rutinas y los horarios regulares son un gran aliado para las personas con Alzheimer. No obstante, no hay que ser excesivamente rígido y optar por cierta flexibilidad si la persona se muestra inquieta o se niega a cooperar.

Intentar que el ambiente en casa sea calmado, apacible y organizado. 

Realizar actividades que resultan placenteras aporta bienestar y contribuye a minimizar la ansiedad o agitación que puede generar el no tener nada que hacer.

Dedicar un momento del día a juegos de mesa u otras actividades lúdicas adaptadas a la capacidad y preferencias de la persona. Por ejemplo, esconder pequeños objetos en un recipiente con legumbres o pasta y pedirle que los busque, o que adivine de qué se trata solo por el tacto. 

Conversar a partir de objetos con carga emocional positiva, como pueden ser fotos familiares, pero también podemos valernos de materiales que tengamos guardados en casa: periódicos o revistas antiguas, cartas, postales, etc.

Realizar manualidades, pequeñas tareas de bricolaje o colorear. Se puede animar a la persona con Alzheimer a realizar actividades de recortar y pegar, de costura, realizar pequeñas reparaciones de objetos del hogar.

Cuidar de plantas o de mascotas. Se puede dedicar un rato al día a regar las plantas o retirar las hojas secas. Si se tiene alguna mascota, participar en su cuidado: darle de comer, cepillarla, lavarla o acariciarla en un rato de descanso.

Escuchar música, cantar, bailar. Las actividades relacionadas con la música pueden ser muy beneficiosas para personas con deterioro cognitivo o demencia. Sus efectos se potencian si las canciones tienen una vinculación emocional con los recuerdos y vivencias de la persona.  

Implicar a la persona con Alzheimer en las tareas domésticas. Podemos pedirle que nos ayude en distintas tareas: tender o doblar ropa, emparejar calcetines, poner y quitar la mesa, barrer, hacer las camas, colaborar en la cocina, etc

Disfrutar del aire fresco y del sol. Sea desde la ventana, patio, balcón o terraza (evitando los espacios comunitarios). Asomarse a la calle, que el aire y el sol toquen la cara, oír cantar a los pájaros, mirar los árboles, etc., ayudará a absorber vitaminas y levantar el ánimo.

No olvidar la actividad física. Ejemplos de ejercicios que una persona con Alzheimer podría realizar en casa:

  • Subir y bajar escaleras.
  • Jugar a pasarnos un globo o pelota blanda.
  • Llevar la cabeza hacia delante y hacia atrás dando todo el recorrido que nos permita nuestra articulación, pero muy lentamente y sin forzar. Después, llevar la oreja al hombro, luego la barbilla al pecho y luego la otra oreja al otro hombro. Siempre realizar la secuencia de forma lenta y parando en el centro.
  • Levantarse y sentarse de una silla, intentando no utilizar las manos, pero si no se puede o hay problemas de estabilidad o equilibrio, realizarlo con una silla o sillón con brazos 
  • De pie, apoyados en el respaldo de una silla o en una mesa, nos ponemos lentamente de puntillas y luego volver a apoyar todo el pie. 
  • Apoyados como en el ejercicio anterior, vamos doblando, alternativamente, una y otra rodilla.

Siempre que sea factible, se recomienda seguir consejos o pautas que puedan provenir de los profesionales del centro de día al que tal vez asista normalmente la persona con Alzheimer, o de los especialistas de referencia.

Las sugerencias generales que aquí presentamos en ningún caso sustituyen el consejo médico especializado.

Emplear la tecnología para mantener contactos familiares y sociales

La tecnología y las redes sociales nos pueden ayudar a estar en contacto con nuestros seres queridos y relacionarnos a distancia. Podemos llamar, chatear o realizar videollamadas. Si no disponemos de las herramientas tecnológicas necesarias, el teléfono puede ser un gran aliado para romper mínimamente con el aislamiento. 

Confinamiento con un familiar con Alzheimer: cómo explicar la situación

Las medidas drásticas que se han debido adoptar, suponen un cambio radical en las rutinas habituales de las familias.

Es muy importante dar explicaciones que permitan a la persona con Alzheimer comprender el porqué del cambio de rutinas en la familia, por qué no pueden salir de casa, no hay paseos, no van a visitar a familiares o no está asistiendo al centro de día.

Si la persona enferma no recibe explicaciones se sentirá confundida, no tenida en cuenta y, fácilmente, se incrementará su nerviosismo e inquietud.

En función de cada caso,adaptaremos la explicación a la capacidad de asimilación, siguiendo algunos consejos para facilitar la comunicación con la persona con Alzheimer, entre los que destacamos los siguientes: 

  • Asegurarnos de que la persona con Alzheimer nos presta atención. Espacios muy ruidosos, con muchos estímulos o actividad van a dificultar tal fin.
  • Dar mensajes claros y breves.
  • Ofrecer la información por partes y a un ritmo que la persona con Alzheimer pueda seguir.
  • Dejar tiempo para que pueda procesar lo que se le está explicando.
  • Repetir la información cuantas veces sea necesaria.  
  • Dar tiempo para que se pueda expresar, plantear dudas o ver qué es lo que más le preocupa. 
  • No interrumpir cuando la persona con Alzheimer se está expresando.

Algunas explicaciones clave pueden ayudar a la persona con Alzheimer a comprender la excepcionalidad de la situación y por qué las cosas ahora mismo son diferentes a lo habitual.

Proponemos aquí algunos mensajes a trasladar:

Hay un virus nuevo que se contagia muy fácilmente y está causando que mucha, mucha gente tenga que ir al médico o ingresar en el hospital. Se llama coronavirus.

Este virus causa unos síntomas parecidos a una gripe, como son tos, fiebre y dificultad de respiración.

Las personas mayores o que tienen otras enfermedades pueden sufrir más complicaciones, que pueden llegar a ser graves o muy graves. Por todo ello, las autoridades sanitarias y del gobierno han pedido que, durante unos días, todo el mundo se quede en su casa o en el lugar donde vive normalmente. 

Como se contagia muy fácilmente y las personas mayores son especialmente sensibles, tenemos que evitar salir de casa y no podemos recibir visitas de otras personas, aunque estén sanas, porque cualquiera puede ser portador del virus y no saberlo.

La prioridad debe ser exponer la situación actual y las limitaciones con que nos encontramos de forma sencilla y comprensible escuchándola atentamente y observando su reacción para procurar dar respuesta a sus dudas e inquietudes. 

También es importante decir que todo el mundo está igual, es decir, que estas indicaciones las ha de seguir toda la población.

Si nosotros nos mostramos tranquilos, seguros y confiados, es más probable que la persona con Alzheimer lo reciba con mayor tranquilidad, seguridad y confianza.

Procurar actuar con optimismo, tratar de comprender con empatía y, sobre todo, tener mucha paciencia

Fuente y textos completos: Fundación Pascual Maragall